Desde el año 2010, el 27 de junio se convirtió en una jornada oficial de
homenaje a las víctimas del terrorismo. El
Congreso de los Diputados por tercer año consecutivo ha celebrado este día.
Tanto el mismo día como el posterior
he oído y leído diferentes noticias de diferentes medios y he podido comprobar
el ninguneo al que se somete al 11-M, cómo al celebrar este día se omite
deliberadamente el “terrorismo islamista”.
Así en el periódico El Mundo de fecha 28.06.2012, en un
artículo de Marisa Cruz, plagado de citas de ETA, podemos
leer: “…el Congreso de los Diputados
recibió a última hora de la mañana a las víctimas del terrorismo –no sólo
etarra–…” pero sin atreverse a pronunciar el “terrorismo islamista”. ¡Qué
falta de rigor! ¡Qué trivialidad! ¡Qué estrechez de miras!
Del mismo modo, El País también de fecha 28.06.2012, en un artículo de M. C. B. podemos leer: “…En julio se cumplirán tres años sin
atentados de ETA. Antes y durante más de 40 años, murieron asesinadas 829
personas. Lo que suceda hasta el próximo homenaje a las víctimas en el Congreso
será clave para evaluar la consolidación del final de la barbarie.” ¿Y el 11 de marzo de 2004, M. C. B.? ¿Y el terrorismo islamita, M. C. B.? ¡Qué bochorno, M. C. B.! ¡Qué pena, M. C. B.!
Y para
colmo, el pie de la foto de la misma página dice: “Todos los diputados e
invitados guardan en pie un minuto de silencio por las víctimas de ETA en el
pleno del Congreso”. ¡Qué falta de consideración de El País!
No quiero convertir este asunto en un
juego macabro de cifras, pero el olvido, la frivolidad y la falta de memoria
histórica me llevan a hacer un simple cálculo numérico. Si a la cifra de 829
víctimas de ETA les añadimos las 191 del terrorismo islamista del 11-M, suman 1.020. 191 sobre 1.020 supone casi un 19%, un porcentaje suficientemente importante para
que en este día –si es que tiene que haberlo– no se hable sólo de ETA, sino que
se hable también del “terrorismo islamista”. Esto sin contar los heridos.