Aznar se postula para volver. Es lo que parece desprenderse de la entrevista realizada en Antena 3 por la periodista Gloria Lomana. Incumpliría así Aznar su compromiso de no presentarse a un tercer mandato, como quien se ve a sí mismo salvador imprescindible y ungido por los dioses.
Aznar carga contra su partido, el Partido Popular, del que es presidente de honor, porque dice que incumple las promesas electorales que hizo para las pasadas elecciones generales. Aznar ha hablado fundamentalmente de las promesas incumplidas de tipo económico. Nada ha dicho –tampoco Gloria Lomana ni Victoria Prego (El Mundo) ni Francisco Marhuenda (La Razón) han tenido la valentía de preguntarle– del incumplimiento de la promesa que hicieron dirigentes del PP de investigar el 11-M cuando llegasen al Gobierno. Promesa que no pueden cumplir porque de sobran saben lo que pasó y ya no les interesa una vez ganadas las elecciones.
¿Volverá Aznar entonces para investigar el 11-M? ¿Volverá para decirnos dónde fue a parar la documentación del 11-M que desapareció de los ordenadores de La Moncloa con su marcha?
Mi opinión es que valiéndose del pretexto de la situación económica, Aznar lo que pretende es borrar de su pasado la foto de las Azores en la que ha quedado inmortalizado para la Historia, zafarse como sea de ese cuadro y la consiguiente ilegal guerra contra Irak y el consiguiente 11-M.
Tras la entrevista en Antena 3, parece ser que miembros del PP, disgustados con Aznar, le reprochan ahora que el PP dio la cara por él en lo de la guerra de Irak. Recuerden sí aquel gran aplauso de todos los diputados del PP en el Congreso tras la intervención de Aznar a favor de la ilegal guerra contra Irak.
Hoy también conviene recordar lo que en el 2009 dijo uno de los hoy valedores de Aznar, el director de El Mundo Pedro J. Ramírez:
"...Con el caso Gürtel concluye un ciclo iniciado en el Congreso de Sevilla del 90..." (Se está refiriendo al PP). "...El punto de inflexión se produjo con la mayoría absoluta del 2000. Todas las expectativas sobre cambios en las reglas del juego, más democracia interna y más control de la sociedad sobre el poder –aplazadas durante la anterior legislatura por falta de apoyos parlamentarios– decaen definitivamente entonces, en la medida en que Aznar considera que al cumplir la promesa de permanecer sólo ocho años en La Moncloa queda exento de todas las demás. Es el momento de levantar el pie del freno y disfrutar conduciendo el bólido sin miramientos ni restricciones. Por eso se despeña en el barranco de Irak y la gestión del 11-M..."
Aznar quiere volver para, entre otras cosas, limpiar su imagen y borrar la trágica y patética foto de las Azores junto a Blair y Bush con la que ha quedado enmarcado en la Historia. Pero eso es imposible. Vuelva o no vuelva, esa foto y las mentiras sobre el 11-M (recuerden aquello de "los desiertos remotos y las montañas lejanas") le acompañarán para siempre.