martes, 30 de junio de 2020

PEDRO J. RAMÍREZ Y EL 11-M EN “LA SEXTA NOCHE”


Ante lo dicho por Pedro J. Ramírez el 27 de junio de 2020 en "LA SEXTA NOCHE":
 
“Si en estos momentos en el Congreso de los Diputados hay un ansia de profundizar en la investigación de asuntos que todavía se desconocen importantes en relación a la historia democrática, sugiero que reabran la investigación parlamentaria sobre el 11-M. Creo que hay muchas más lagunas y muchos más puntos oscuros en el propio relato oficial del 11-M que en relación a quién o cómo se constituyeron los GAL. Todos sabemos las respuestas a estas preguntas. Desafiaría a cualquiera a contestar en los mismos términos y con detalle en relación al 11-M


desde nuestra Asociación, nos vemos en la obligación de recordar dos párrafos del discurso que nuestro presidente Eulogio Paz Fernández, tenía previsto pronunciar en los actos del 11-M que no hicimos porque los desconvocamos debido a la pandemia provocada por el coronavirus.


Los dos párrafos del discurso son los siguientes:


Como creo que saben, Pedro J. Ramírez, uno de los adalides de las teorías de la conspiración sobre el 11-M, salió de la dirección del periódico El Mundo en el 2014, cuando sus teorías conspirativas ya no daban más de sí. Le sustituyó en la dirección del periódico su mano derecha, Casimiro García-Abadillo, que también compartió con Pedro J. Ramírez dichas teorías conspirativas. Sólo estuvo catorce meses y le sustituyó David Jiménez, quien sólo estuvo un año, de mayo de 2015 a mayo de 2016. Pues bien, en abril del pasado año 2019, David Jiménez, publicó su libro “El Director”, que en las páginas 63 y 64, dice lo siguiente:


…Cuando años después el terrorismo islámico provocó una masacre en Madrid, el 11 de marzo de 2004, el equilibrio de nuestras virtudes y defectos se decantó del lado de los segundos y nos llevó a cometer el error que marcaría a El Mundo para siempre. El Gobierno del Partido Popular, al que nos habíamos acercado en exceso –eran los días en que Jota jugaba al pádel con el presidente y acudía de invitado a la boda de su hija–, intentó culpar del atentado a la banda terrorista ETA. La decisión de participar en la guerra de Irak unos meses antes había sido muy impopular y Aznar temió que una autoría islámica les haría perder las elecciones, que se celebraban tres días después. Jota creyó la versión del Gobierno y, cuando la realidad nos mostró que no era así, en lugar de rectificar nos embarcamos en una huida hacia adelante que nos llevó a publicar durante años supuestas investigaciones para reafirmar nuestra teoría de una gran conspiración. Era difícil encontrar a alguien en la redacción que pensara que lo que estábamos haciendo tenía algún sentido, pero más difícil era encontrar a alguien que tuviera las agallas de decírselo al director. Todos, unos desde las cercanías de El Despacho y otros, como yo, desde la comodidad de una corresponsalía, callamos mientras el diario convertía coincidencias en evidencias, se alimentaba de informaciones poco fiables de la facción policial que degeneraría en Las Cloacas, exageraba cualquier elemento que ayudara a defender su versión –y ocultaba datos que pudieran contradecirla–, se camelaba a testigos para que defendieran nuestras informaciones y buscaba la destrucción de la reputación de cualquiera, juez, policía o periodista, que no siguiera nuestra estela. Quienes disintieron, como Sindo Lafuente y Borja Echevarría, negándose a trasladar aquellas informaciones a la web del diario que dirigían, fueron purgados. Los que se sumaron con más entusiasmo a las fantasías del director fueron promocionados. Las desventajas de una dirección personalista y sin una estructura de gestión, dependiente de los golpes de brillantez de una sola persona, habían quedado en evidencia. Jota jamás lograría demostrar sus teorías, decepcionando por igual a quienes las creyeron y a quienes nunca lo hicieron. El Callado, nuestro jefe de Nacional, definiría en una reunión en la Pecera: “Quedamos atrapados en una mentira y no importa que en su origen nos la creyéramos. Una vez dentro, no supimos o no quisimos salir de ella”.

    Una década después esa mentira seguía persiguiéndonos y cada vez que iba a un foro a hablar de la renovación del periodismo alguien me recordaba que éramos los voceros de la conspiración nunca probada del 11M. Pensé pedir disculpas públicas por aquello, en un intento de dejar atrás nuestro legado más oscuro, pero no quería juzgar públicamente el trabajo de mis antecesores. Estaba diciendo, eso sí, a que nunca volviéramos a hacer nada parecido. …


La otra cuestión es más reciente, de hace un poco más de un mes. El que fuera Ministro de Asuntos Exteriores entre 2011 y 2016 siendo presidente del Gobierno Mariano Rajoy, José Manuel García Margallo, ha publicado su libro “Memorias heterodoxas de un político de extremo centro”. Con este motivo, el periódico El País publicó un artículo sobre este libro de memorias y nos cuenta una cuestión sobre el 11-M que ya sabíamos, pero no por el hecho de saberlo deja de ser interesante que lo diga un político del Partido Popular. Dice así: El 11-M entraron Pedro Arriola y Paco Villar y les pregunté: “¿Sabemos quién ha sido?” “Todavía no me respondieron. Si ha sido ETA nos salimos del mapa, pero si han sido los yihadistas nos vamos a casa”. Desde luego, no pudo estar más certero en el diagnóstico.


Leyendo estos dos párrafos se puede atisbar el alto grado de fracaso y frustración endémica de Pedro J. Ramírez, de sus adeptos conspiranoicos y de sus altavoces mediáticos y políticos.


Si quieren conocer el discurso completo, pueden descargarlo y leerlo en nuestra revista 11MAGINA nº 16, junio 2020, de forma gratuita, que está en la Web de nuestra Asociación 
Revista 11MAGINA nº 16, junio 2020




JUNTA DIRECTIVA ASOCIACIÓN 11-M AFECTADOS DEL TERRORISMO

lunes, 18 de mayo de 2020

PABLO MOTOS, EL 11-M Y EL COVID-19

           Establecer comparaciones entre los fallecidos, enfermos y damnificados por el coronavirus en los más de dos meses de pandemia que llevamos en España y los asesinados, heridos y afectados por terroristas yihadistas el 11 de marzo de 2004 en Madrid, está siendo un argumento recurrente no ya sólo para políticos (Pablo Casado), sino también para algunas gentes del deporte (Julen Lopetegui, entrenador del Sevilla Fútbol Club), o del espectáculo televisivo (Pablo Motos).


“Estamos todos los días en un 11-M”. Es lo que dijo Pablo Motos recientemente en su programa televisivo. Soltar esta frase así, sin más, en el contexto de una tertulia en la que se está hablando largamente de los fallecidos por el COVID-19, no contribuye, para nada, a que la gente sepa qué paso el 11-M. Es más, el propio Pablo Motos, en un momento de su intervención dijo también: “Es todo muy difícil porque nunca nos hemos enfrentado a una cosa así”. Por lo tanto, “si nunca nos hemos enfrentado a una cosa así”, ¿cuál es la intencionalidad de aludir continuamente al 11-M? Tendría sentido hablar del 11-M, si al hablar del coronavirus abundantemente, se hablase también extensamente del 11-M. Pero no, se suelta esa frase ya recurrente “estamos todos los días en un 11-M” (u otra similar), sin ni tan siquiera hacer un esfuerzo divulgativo sobre lo que pasó el 11-M.


Por eso, quienes quieran seguir estableciendo comparaciones entre el 11-M y el COVID-19, conviene que dediquen un tiempo amplio también para recordar a sus espectadores, oyentes y lectores, lo siguiente:


FAES, fundación del Partido Popular en los tiempos del 11-M, que actualmente sigue presidiendo José María Aznar, y de la que Pablo Casado fue nombrado patrón en 2015, predijo en enero de 2003: “Cabe esperar el recrudecimiento de la amenaza terrorista si es que se produce la guerra contra Irak, una amenaza que afectará principalmente a los países que participen en ella”. O sea, dicho y hecho. Por desgracia, acertó FAES en su pronóstico. El Gobierno de Aznar, del Partido Popular, nos llevó a la guerra contra Irak, y una de sus consecuencias fueron los atentados del 11-M.


          En la cumbre del G-8 del 25 de junio de 2002 en Canadá, el presidente de EEUU, George W. Bush, puso los pies sobre la mesa y José María Aznar le imitó. El Gobierno de España del Partido Popular, presidido por José María Aznar, hizo caso omiso de los informes de la ONU advirtiendo de la ilegalidad de una intervención en Irak. Aznar desoyó el clamor de las gentes en las calles de España contra la guerra de Irak. Aznar mintió sobre la existencia de armas de destrucción masiva en Irak. Teniendo por anfitrión al entonces primer ministro portugués, José Manuel Durao Barroso, José María Aznar, George W. Bush y el primer ministro del Reino Unido, Tony Blair, se reunieron en las islas Azores el 16 de marzo de 2003 y decidieron la intervención en Irak. Durao Barroso reveló además que fue Aznar quien más solicitó la celebración de aquella cumbre previa a la guerra de Irak. La invasión de Irak comenzó el 20 marzo de 2003; el líder de Al Qaeda, Bin Laden, el 18 de octubre de 2003 amenazó directamente a España por su participación en la guerra contra Irak. El 29 de noviembre de 2003, siete agentes del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) español fueron asesinados en una emboscada perpetrada por la insurgencia iraquí con armas de fuego y granadas, en Latifiya, Irak. Finalmente, y como venganza, los terroristas yihadistas atacaron cuatro trenes de cercanías de Madrid el 11 de marzo de 2004. Y después, como remate, el Partido Popular mintió tratando de atribuir los atentados a ETA para intentar ganar las elecciones que se celebraron tres días después. Y luego, tras perder las elecciones, acompañado de sus partners mediáticos, intentaron deslegitimar al Gobierno surgido de las elecciones con más y más mentiras sobre lo ocurrido antes, durante y después del 11-M.


           El año pasado, un día antes del XV aniversario del 11-M, Pablo Casado, pidió que se desclasificase cualquier información sobre el 11-M y que se “llegase a la verdad si alguien la oculta o intenta mercadear con ella”. El PP, el partido de Pablo Casado, mientras estuvo en la oposición desde el 2004 hasta el 2011, dijo que cuando llegase al poder iba a decir toda la verdad sobre el 11-M. Ganó las elecciones en 2011 y gobernó hasta el 2017, o sea que tiempo tuvo para decir esa verdad que decía que sabía. Gobernó seis años seguidos y nada de nada sobre el 11-M. Quedó demostrado que en la oposición sólo le había interesado el barullo y la vocinglería.


Las conclusiones del informe Chilcot de julio de 2016, encargado por el Gobierno británico, confirmaron que la guerra contra Irak fue ilegal, injusta, inhumana e irracional. En octubre del 2015, Tony Blair –aunque de aquella manera–, pidió perdón. Aznar, a día de hoy, sigue sin pedir disculpas públicamente.


A más explicaciones, menos comparaciones y confusiones. ¿Los Casado, Lopetegui y Motos que sigan hablando o escribiendo sobre 11M en estos tiempos de pandemia, tendrán la firme voluntad de dedicarle más tiempo, haciendo un esfuerzo por divulgar lo que pasó antes, durante y después del 11M? Veremos.

martes, 14 de abril de 2020

EL COVID-19 y EL 11-M. COMUNICADO DE LA ASOCIACIÓN 11-M AFECTADOS DEL TERRORISMO


Ante las continuas referencias al 11-M que estos días están apareciendo en los medios de comunicación, la Asociación 11-M Afectados del Terrorismo hacemos el Comunicado siguiente.

Vaya por delante nuestro apoyo y solidaridad con todas las víctimas del COVID-19, así como también con todas y todos los que han luchado y siguen luchando para erradicarlo. Cada uno y cada una desde sus diferentes profesiones, desde sus diferentes puestos, desde sus diferentes cargos, desde sus diferentes responsabilidades. Víctimas de nuestra Asociación también están entre los fallecidos, afectados y en cuarentena a causa del coronavirus. Para ellas y ellos, y para sus familiares, nuestras condolencias. Desde el primer momento hemos estado cerca, realizando acciones solidarias con quienes los han atendido y poniendo a su disposición los recursos de nuestra Asociación. También víctimas de nuestra Asociación están en diferentes lugares de trabajo en la lucha contra el coronavirus y el sostenimiento de la sociedad, o resistiendo disciplinadamente en el confinamiento decretado por las autoridades.


Ante la propagación del coronavirus, la tarde-noche del 10 de marzo hicimos un Comunicado anunciando la desconvocatoria de todos nuestros actos previstos para el XVI aniversario del día 11. El Comunicado empezaba así: "Con todo el dolor de nuestro corazón, pero manteniendo la cabeza fría en la situación que estamos viviendo, siguiendo las recomendaciones del Ministerio de Sanidad, la Comunidad de Madrid y el Ayuntamiento de Madrid, y en coherencia con el conjunto de la sociedad y con nosotros mismos, suspendemos los actos que teníamos previstos realizar en las estaciones de Atocha, calle Téllez, Santa Eugenia y El Pozo". El Comunicado iba acompañado del discurso previsto hacer dicho día. Nos consta, porque así nos lo han dicho diferentes instituciones y grupos políticos, que nuestra decisión fue muy bien valorada.  Eso sí, desde nuestra responsabilidad institucional, asistí a aquellos actos a los que fuimos invitados, entre ellos el organizado en la sede de la Presidencia de la Comunidad de Madrid.


Son muchas las referencias al 11-M que en estos días del coronavirus estamos oyendo y leyendo. “Estos días son como dos 11-M diarios”; “La atención del coronavirus es como un 11-M continuo”; “El coronavirus es un segundo 11-M”… Sí, muchas similitudes: fallecidos, afectados, dolor, llanto, desolación, rabia, frustración… Somos conscientes de la gran mortandad ocasionada por el coronavirus y sabedores que la pérdida de una sola persona, para sus seres queridos ya es una inmensa tragedia. En IFEMA también estuvieron los asesinados el 11 de marzo de 2004. Doy fe de ello. Alguno no pudo ser despedido hasta seis días después, tras las pruebas de ADN. También doy fe de ello.


Pero tratar de buscar comparaciones entre lo que es una pandemia (ha habido más de una a lo largo de la historia de la humanidad) y un atentado terrorista (también ha habido más de uno a lo largo y ancho del tiempo) es una tarea destinada a tratar de lavar la mala conciencia que a algunos les quedó por las decisiones que tomaron.


Dejando de lado las siempre recurrentes “teorías de la conspiración” y atendiendo a criterios científicos, es importante en estas circunstancias centrar todos los esfuerzos en derrotar este tipo de pandemias. Es muy importante huir de las demagogias y populismos, y diferenciar lo que es la decisión política de iniciar una guerra (que España se embarcase en la guerra de Irak fue una decisión política del Gobierno de José María Aznar de la cual todavía no ha pedido perdón, uno de cuyos corolarios fue el 11-M), de lo que es una consecuencia de la condición biológica de la especie humana en el contexto de su existencia en el planeta Tierra: una pandemia que, quienes saben de esto, ya nos venían anunciando desde hace algún tiempo (septiembre/octubre 2019) a través de diferentes informes, sin que ningún Gobierno del mundo ni ningún grupo político de Oposición del mundo tomara medidas o las reclamase con total contundencia. Tanto es así, que la propia presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha dicho: “Ante una pandemia no hay ninguna administración que esté cien por cien preparada”. Si hubiera sabido antes lo que hoy conoce del coronavirus “efectivamente las cosas habrían sido muy distintas, habría empezado a hacer la estrategia al revés”. Pero las pandemias “van por delante y las soluciones a continuación, porque ocurren muchas cosas que jamás te podrías haber imaginado”.

Por eso, nuestra Asociación de ninguna manera va a permitir que esta crisis sanitaria sirva para que determinados políticos y medios de comunicación blanqueen la gestión que han hecho del 11-M. La crisis sanitaria con su elevada secuela de víctimas no les va a servir para justificar sus decisiones y mentiras antes, durante y después del 11-M. Los objetivos, proyectos y actividades de nuestra Asociación eran válidos antes de la aparición del COVID-19 y seguirán estando vigentes después de los estragos causados por esta pandemia. Nuestra tarea continúa. Mucho ánimo.   


Eulogio Paz Fernández

Presidente de la Asociación 11-M Afectados del Terrorismo