FORMAS DE OLVIDO es el título del artículo que escribe Antonio Muñoz Molina en El País Babelia del 9 de Enero del 2016 (8 ENE 2016 - 17:26 CET en la web)
En la primera parte del artículo –recomiendo la lectura completa del artículo– escribe lo siguiente: "Quizás porque estoy bajo los efectos graduales del shock de
cumplir 60 años, pienso más a menudo en el contraste del presente con
los pasados sucesivos que he ido viviendo: en lo que queda de ellos y en
lo que se ha borrado, en lo que se olvida y lo que se recuerda, en lo
que parecía perdido y parece que vuelve; y sobre todo en la diferencia
que hay entre las cosas tal como las recuerda quien las vivió y como las
imagina quien ha venido más tarde, quien las conoce por libros o por
películas, o por los relatos interesados o engañosos o simplemente
distraídos o inexactos de otros. El pasado público se aleja mucho más
rápido que el de la propia vida, quizás porque en realidad uno le presta
una atención más superficial de lo que supone.
Esa es una de las razones de la injuria sin recompensa posible que
sufren las víctimas directas del crimen o de la injusticia: su dolor
perdura a solas en medio de la amnesia común. Y todo el mundo es
ecuánime a la hora de perdonar los abusos que otros han padecido. ¿Quién
que no los sufriera en carne propia se acuerda ya de los crímenes terroristas de ETA,
del luto perpetuo y el chantaje y el derramamiento casi diario de
sangre que nos obsesionaban hace 15 o 20 años, y ocupaban cada día las
portadas de los periódicos? De pronto me acuerdo de uno de esos
aniversarios redondos tan convenientes para las conmemoraciones: por
ahora ha hecho 20 años de la explosión del coche bomba que mató a 6
trabajadores civiles de la Armada en el puente de Vallecas, en el
corazón popular de Madrid. He mirado la fecha en la Wikipedia: fue justo
el 11 de diciembre de 1995. He recordado la angustia y la impotencia
sombría de aquellos tiempos; ha saltado de golpe otra imagen a la
memoria, la noticia del asesinato de Ernest Lluch escuchada de noche, en
la radio de un taxi, camino de una cena o de una película que en ese
instante quedaron malogradas."
No me sorprende que Antonio Muñoz Molina rememore los crímenes de ETA de "hace 15 o 20 años" –ilustrando el periódico El País su recuerdo con una foto de un atentado de ETA– olvidando crímenes del terrorismo islamista como los del restaurante "El Descanso" el 12 de abril de 1985 en Madrid, o los del 11-M de los que pronto se cumplirán 12 años, siendo poca la diferencia entre 12 y 15 años para que Antonio Muñoz Molina deje en el olvido los atentados yihadistas del once de marzo de dos mil cuatro en Madrid y más acorde con su relato de los tiempos para que también olvide el atentado en el restaurante "El Descanso".
Víctimas del terrorismo islamista del 11-M sabemos de los insultos, mentiras y manipulaciones torticeras vertidas sobre nuestras vidas y sobre la memoria de asesinados y heridos de los atentados en los trenes de cercanías de Madrid. Y sabemos también que tenemos que perseverar contra diferentes "formas de olvido".
Tal vez sea fácil encarar la lucha contra las "formas de olvido" del terrorismo etarra. Por fortuna, éste ya no existe en la actualidad. Pero el terrorismo islamista no sólo sigue existiendo sino que se ha incrementado, desafortunadamente. Quizá sea por eso también que haya personas a las que les cuesta hablar y escribir sobre el 11-M y demás atentados del terrorismo islamista, prefiriendo vivir instaladas en diferentes "formas de olvido".